A estas alturas del partido, en el análisis sobre las elecciones legislativas pareciera que existe solo una verdad incontrovertible: la oposición ha logrado sacar una sustancial ventaja sobre el oficialismo en el voto nacional.
Y es cierto. Las encuestas de mejor reputación le dan a la oposición una ventaja de entre 20 y 35 puntos en el voto genérico nacional MUD-PSUV. La matriz de opinión nacional ha evolucionado hacia una donde ya casi nadie discute la posibilidad de un triunfo de la oposición, lo cual no es de extrañar dado el contexto.
Sin embargo, mucho menos consenso encontramos en el único tema que importa, en el único resultado fundamental de la elección del 6D: Cuántos diputados puede sacar la oposición.
El tema resulta árido y abundan las opiniones insustanciales. En ausencia de estudios de opinión confiables a nivel circuital, la mayoría de los analistas y encuestadores se sale por la tangente con el cuento de que “esta no es una elección, son 87 elecciones distintas”, por lo cual no hay forma de predecir el número de diputados partiendo de las encuestas nacionales. Otros, los más arriesgados, han (hemos) tratado de analizar empíricamente los datos electorales para hacer una proyección informada del número de diputados por circuito electoral.
Sin embargo, el rango de las proyecciones que han salido a la luz pública es demasiado amplio. Hay de todo: desde los que predicen una mayoría simple de 86 diputados para la oposición, hasta los que predicen que la oposición podría obtener hasta 143 diputados, pasando por mi predicción que la oposición estaría cerca de la mayoría calificada con 111 diputados.
Quién tiene la razón
Todos y nadie. La verdad es que el problema de fondo es que existe una gran incertidumbre sobre una variable que nadie ha mencionado y que resulta crucial: Cómo se distribuyen territorialmente las ganancias electorales de la oposición.
Supongamos que es cierto que la oposición gana la elección con 30 puntos de ventaja. Supongamos además, para hacerlo aún más dramático, que la oposición avanza su votación en todos y cada uno de los 87 circuitos del país. Aun así – AUN ASÍ - el rango de resultados plausibles es muy (demasiado) amplio.
Para ilustrar este punto aquí presento la Cota 30, uno de los gráficos más bonitos que he cosechado:
Lo primero que hay que decir sobre este gráfico es que cada punto representa el número de diputados que obtendría la MUD en un escenario polarizado bajo diferentes circunstancias. Lo segundo es que es una curva de nivel, es decir, todos los puntos –TODOS– son consistentes con una diferencia de 30 puntos en el voto nacional.
Las circunstancias que se ven reflejadas en este gráfico son mas o menos obvias para la mayoría de gente que sigue estas cosas: No todos los circuitos fueron creados iguales. Por diferentes razones que no voy a explicar aquí, el circuito típico donde domina la oposición es, en promedio, mucho más urbano y mucho más denso en población, que el circuito típico dominado por el chavismo.
Con lo anterior en mente, vale la pena precisar algunos detalles sobre el gráfico de arriba. En él se modela, partiendo de los resultados de Abril de 2013, cuál sería la distribución de curules de la AN en distintos escenarios dónde la oposición saca 30 puntos de ventaja en el voto nacional.
En el eje horizontal se presenta la relación de proporción de las ganancias electorales de la oposición entre zonas rurales y urbanas. Por ejemplo, el número “1” en el eje horizontal representa un punto en que las ganancias de la oposición son perfectamente proporcionales en todos los circuitos (un crecimiento uniforme de X% en todas las circunscripciones). Del lado derecho del “1”, las ganancias son relativamente más grandes en los circuitos rurales, es decir, por cada voto adicional que obtiene la oposición en un circuito rural, la oposición obtiene menos de 1 voto adicional en un circuito urbano. Por último, del lado izquierdo del “1”, la oposición saca proporcionalmente mejores ganancias en circuitos urbanos que en los rurales, es decir, por cada voto urbano, saca menos de un voto rural.
En el eje horizontal se presenta la relación de proporción de las ganancias electorales de la oposición entre zonas rurales y urbanas. Por ejemplo, el número “1” en el eje horizontal representa un punto en que las ganancias de la oposición son perfectamente proporcionales en todos los circuitos (un crecimiento uniforme de X% en todas las circunscripciones). Del lado derecho del “1”, las ganancias son relativamente más grandes en los circuitos rurales, es decir, por cada voto adicional que obtiene la oposición en un circuito rural, la oposición obtiene menos de 1 voto adicional en un circuito urbano. Por último, del lado izquierdo del “1”, la oposición saca proporcionalmente mejores ganancias en circuitos urbanos que en los rurales, es decir, por cada voto urbano, saca menos de un voto rural.
La conclusión mas evidente es casi trivial, una mayoría calificada para la oposición necesita transformar esa ventaja de 30 puntos en una “mezcla adecuada” de votos adicionales entre zonas urbanas y rurales. La segunda conclusión es que la relación encontrada tiende a ser altamente no-lineal, lo cual no es sorprendente dada los problemas de representatividad en la estructura de esta elección, donde los sesgos del malapportionment (principalmente), implican una sub-representación de los votantes en zonas más urbanas. Por último, habría que ratificar la idea original de este post: el gráfico ilustra de manera sencilla que una brecha de 30 puntos es una ventaja formidable para la oposición, pero hay otros factores importantes que decidirán el tipo de mayoría a la cual podría acceder la oposición.
En esta simulación, para alcanzar la mayoría calificada de 2/3, la oposición requiere movilizar aproximadamente 1 voto rural por cada 2 votos urbanos adicionales. Claro está, la relación no tiene que ser exactamente igual a la mostrada en el gráfico, pues tanto las definiciones de circuito “rural" y "urbano”, como los parámetros utilizados, han sido elegidos arbitrariamente con la finalidad de ilustrar una conclusión que es generalizable.
Para la noche del 6D
Para sacar algo interesante de este análisis se debe pasar revista a cuáles son las fuerzas en juego la noche del 6D. En primer lugar, la oposición, montada sobre la ola de descontento nacional, se enfila a obtener ganancias en TODOS los circuitos con respecto a su mejor resultados anterior. Sin embargo, es de esperar que concentre sus recursos de movilización y defensa del voto principalmente en circuitos donde tradicionalmente ha sido más fuerte -circuitos más urbanos-. Correspondientemente, el oficialismo tratará de detener el avance de la oposición en todos los circuitos y tratará, además, de hacerlo “como sea”, pero es probable que sea relativamente más exitoso deteniendo el avance de la oposición en aquellos circuitos donde el aparato del estado en más determinante en la vida económica y social de la población -circuitos más rurales-.
Por último, para volver al título de este post: dónde nos jugamos el resultado del 6D. La mayoría calificada pasa por consolidar la supremacía electoral de la oposición en las grandes ciudades, pero deberá tener avances notables en zonas rurales y menos densas. En mi opinión, si la noche del 6D empezamos a observar triunfos de la oposición en circuitos mixtos, que incluyen zonas rurales y pequeñas ciudades, como Turmero (C2 Aragua), Puerto Cabello (C1 Carabobo), Guanare (C1 Portuguesa), La Victoria (C3 Aragua), Barinas (C1 Barinas), Carora (C2 Lara), Altagracias Orituco (C1 Guarico), Villa de Cura (C4 Aragua), San Fernando (C3 Apure) o Carúpano (C1 Sucre), entonces sabremos que la oposición va enrumbada a obtener la mayoría de 2/3 de la Asamblea Nacional. Esos son los circuitos que yo estaré siguiendo.
Update: Varios lectores hicieron el comentario sobre el tipo de tendencia del gráfico original. Esta versión modifica el gráfico para reflejar una tendencia exponencial en vez de una cuadrática.